Perfectas para el verano, lo mejor es tomarlas frías, así que se puede preparar con tiempo.
He utilizado las berenjenas blancas que me ha regalado un amigo (los mejores regalos para un cocinillas, son comida!! Gracias!), son de Ullastrell del Vallés Occidental. En mi zona es muy raro encontrarlas, así que he querido hacerlas de forma que se aprecie bien su sabor, ya que es más suave y su carne más melosa, el 90% de su peso es agua. Se nota la diferencia, y están buenísimas.
Por supuesto esta receta se podría hacer con las berenjenas de siempre.
Ingredientes:
2 berenjenas blancas
1 cucharada de alcaparras picadas
2 cucharadas de orégano fresco (podéis poner del seco)
1 cucharada de perejil picado
1 diente de ajo muy picado
1 cucharada de pimiento rojo muy picado
Zumo de medio limón
Aceite de oliva virgen
Sal
Elaboración:
Cortaremos las berenjenas horizontalmente, 5 mm de grosor. Las pondremos en un escurridor con un poco de sal por encima para que deje ir su amargor. Al menos 20 minutos.
Pasado el tiempo las limpiamos pasando un poco por debajo del agua y luego las secamos bien con papel de cocina.
Seguiremos con las berenjenas, las ponemos en una bandeja de horno con un chorro de aceite. Las cocemos con el horno precalentado durante 15 minutos a 180º. Retiramos y dejamos hasta que cojan temperatura ambiente.
Ponemos las berenjenas en un plato y les vamos poniendo el aliño por encima. Podéis poner un poco de sal, pero para mi no hizo falta. Dejamos en la nevera hasta que queráis comerlas, yo las saqué unos minutos antes para que no estuvieran muy frías.
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