Este
será un post un poco largo, pero me ha sido muy difícil descartar
cosas.
Empezamos
el viaje cogiendo el ferry en Toulon hasta Ajaccio, unas
6.30h. Esta ciudad es la capital de la isla y la más poblada. Os
diría que es una ciudad muy turística, pero la verdad es que toda
la isla lo es.
De
aquí ya nos movimos, por la carretera nacional que da la vuelta a
toda la isla. Los paisajes son magníficos, vas a ratos al lado de
la playa y a ratos por la montaña, difícil no pararse en los
miradores. Una cosa muy curiosa también son las criptas por la
carretera, fuera del cementerio te encuentras tumbas muy bien
cuidadas.
Nos
paramos en Sartène, una ciudad muy bonita con callejuelas
estrechas y empedradas. Por toda la isla encontraréis tiendas de
productos típicos; embutidos, quesos, limoncello, liqueur de
myrte,... os pongo una de esta ciudad que me gustó especialmente “La
Cave Sartenaise” en la plaza principal:
Seguidamente
en Porto Vecchio, abajo encontramos el puerto lleno de yates y
restaurantes y arriba en una colina la ciudad amurallada: 100%
turística, con restaurantes, bares, tiendas,...
Comimos
muy bien, por ejemplo en el restaurante A Murta o en U Borgu.
Salteado
de ternera Corsa a la Myrte con aceitunas verdes y tagliatelle, asado
de cerdo con miel y patatas al horno, berenjenas a la
Porto-Vecchiaise (rellenas de albahaca, queso brebis, pan, huevo, ajo
y salsa de tomate) o mejillones a la marinera.
Créme
Brulée, bañada con licor de Myrte
Siguiente
parada la playa Tamaricciu o Palombaggia, esta isla
tiene unas playas paradisíacas con arena blanca y aguas cristalinas.
Aquí comimos en un restaurante cerca de la playa con muy buenas
vistas llamado A Chabraca.
Cogiendo
la carretera de Porto Vecchio a Zonza no dejéis de mirar por
la ventana, pasas de paisaje de playa a montaña, rodeada de árboles.
De sopetón nos encontramos en un lago, y hicimos una ruta hasta
llegar a la cascada de Piscia di Gallo.
Otros
productos muy típicos son las mermeladas, galletas secas con
diferentes sabores, patés de jabalí, ternera a las aceitunas, pato
con mandarina y Cap Corse (vino dulce), castañas,...
Una
vez llegamos a Zonza seguimos por la carretera hasta Solenzara, donde
veremos los picos de Aiguilles de Bavella y gargantas profundas para
bañarse.
Justo
en la punta sur de la isla encontramos Bonifacio, aconsejo
coger uno de los barcos que te hacen un recorrido por los acantilados
del estrecho. Escondida entre los acantilados hay una escalera que
excavaron unos invasores para intentar conquistar la ciudad. Aunque
son muchos peldaños, vale la pena bajar al final, donde encontraréis
una pequeña cueva.
Dejamos
la parte sur de la isla y nos vamos hacia el norte parando en Corte,
justo en medio de la montaña; su museo esta muy bien.
Aquí
me encontré con el Fiadone, un pastel de queso, que normalmente se
hace con el Brocciu (queso fresco). Con este queso también pudimos
degustar canelones rellenos de Brocciu a las finas hierbas con salsa
de tomate y buñuelos.
Y
llegamos a Bastia, la segunda ciudad más poblada, la verdad
es que necesita un lavado de cara muy intenso, los edificios están viejos y
algunos parece que se tengan que caer. Los restaurantes y bares
están justo en el puerto.
Muy
cerca al oeste está St Florent, un pueblo pequeño con playas
y la opción de coger un pequeño barco que te lleva a la playa de
Loto o la de Saleccia. Dado su difícil acceso suele haber poca
gente y son playas de arenas blancas y aguas cristalinas. Nosotros
preferimos quedarnos en la playa que está justo al lado del pueblo,
bonito para pasear.
La
ensalada corsa es una buena forma de probar los dos productos más
típicos; los embutidos y la variedad de quesos; te la acompañan con
mermelada de higos también de la zona.
Un
poco más al norte de Bastia también se puede disfrutar de la
playas. Si os gustan más las de piedras aquí encontraréis una
buena variedad e incluso alguna de arena.
Playa
de Pietranera
En
Erbalunga pude disfrutar de unas ricas sardinas asadas.
Playa
Marine de Sisco
Y
para acabar en Córcega, Calvi, muy bonita, la parte de la
ciudadela está muy bien y es muy grande, lo mejor es comprar algo
para comer e ir a la playa y disfrutar del sol.
Y
dejamos la isla, con el ferry hasta Niza, con una preciosa vista del
Cap Corse.
De
camino a casa hicimos una parada a Aix-en-provence, os la
recomiendo, es muy agradable pasear por sus calles, los edificios son
muy bonitos y creo que es la ciudad con más fuentes que he visto.
La ciudad es conocida por Cézane y los museos de arte están a la
altura.
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